domingo, 5 de agosto de 2012

(Tratado de la Verdadera Devoción) Las siete clases de falsos devotos y falsas devociones a la Santísima Virgen Revelados por el Espíritu Santo a San Luis María de Montfort

Foto: Buen dia hermanitos, en 30 minutitos mas ... SANTO ROSARIO MONTFORTNIANO solo por SANTA TERESITA RADIO .... UNIDOS EN ORACION... Lluvia de bendiciones. <a href=

91. Es por ello importantísimo:
1° conocer las falsas devociones, para
evitarlas, y la verdadera, para abrazarla;
2° conocer cuál es, entre las diferentes
formas de devoción verdadera a la Santísima
Virgen, la más perfecta, la más agradable a
María, la más gloriosa para Dios y la más
eficaz para nuestra santificación, a fin de
optar por ella.
Siete falsos devotos.
Contra los siete falsos devotos.

92. Hay, a mi parecer, siete clases de
falsos devotos y falsas devociones a la
Santísima Virgen, a saber:
1° los devotos críticos;
2° los devotos escrupulosos;
3° los devotos exteriores;
4° los devotos presuntuosos;
5° los devotos inconstantes;
6° los devotos hipócritas;
7° los devotos interesados.
a. Los devotos críticos.
93. Los devotos críticos son, por lo
común, sabios orgullosos, engreídos y
pagados de sí mismos, que en el fondo
tienen alguna devoción a la Santísima Virgen,
pero critican casi todas las formas de piedad
con que las gentes sencillas honran ingenua
y santamente a esta buena Madre, sólo
porque no se acomodan a su fantasía. Ponen
en duda todos los milagros e historias
referidas por autores fidedignos o tomadas de
las crónicas de las Órdenes Religiosas que
atestiguan la misericordia y el poder de la
Santísima Virgen. Se irritan al ver a las
gentes sencillas y humildes arrodilladas -para
rogar a Dios- ante un altar o imagen de María
o en la esquina de una calle. Llegan hasta
acusarlas de idolatría como si adoraran la
madera o la piedra. En cuanto a ellos -así
dicen-, ¡no les gustan tales devociones
exteriores ni son tan cándidos como para
creer a tantos cuentos e historietas como
corren acerca de la Santísima Virgen! Si se
les recuerdan las admirables alabanzas que
los Santos Padres tributan a María,
responden que hablaban como oradores, en
forma hiperbólica, o dan una falsa explicación
de sus palabras.
Esta clase de falsos devotos y gente
orgullosa y mundana es mucho de temer:
hace un daño incalculable a la devoción a la
Santísima Virgen, alejando de ella
definitivamente a los pueblos so pretexto de
desterrar abusos.
b. Los devotos escrupulosos.
94. Los devotos escrupulosos son
personas que temen deshonrar al Hijo al
honrar a la Madre, rebajar al uno al honrar a
la otra. No pueden tolerar que se tributen a la
Santísima Virgen las justísimas alabanzas
que le prodigan los Santos Padres. Toleran
penosamente que haya más personas
arrodilladas ante un altar de María que
delante del Santísimo Sacramento, ¡como si
esto fuera contrario a aquello o si los que
oran a la Santísima Virgen no orasen a
Jesucristo por medio de Ella! No quieren que
se hable con tanta frecuencia de la Madre de
Dios ni que los fieles acudan a Ella tantas
veces.
Oigamos algunas de sus expresiones
más frecuentes: "¿De qué sirven tantos
Rosarios? ¿Tantas congregaciones y
devociones exteriores a la Santísima Virgen?
¡Cuánta ignorancia en tales prácticas! ¡Esto
es poner en ridículo nuestra religión!
¡Hábleme, más bien, de los devotos de
Jesucristo! (frecuentemente lo nombran sin
descubrirse, lo digo entre paréntesis). ¡Hay
que recurrir a Jesucristo: Él es nuestro único
mediador! Hay que predicar a Jesucristo:
¡esto sí es sólido!"
Y lo que dicen es verdad en cierto
sentido. Pero la aplicación que hacen de ello
para combatir la devoción a la Santísima
Virgen es muy peligrosa, es un lazo sutil del
espíritu maligno so pretexto de un bien
mayor. Porque nunca se honra tanto a
Jesucristo como cuando se honra a la
Santísima Virgen. Efectivamente, si se la
honra, es para honrar más perfectamente a
Jesucristo; pues, si vamos a Ella, es para
encontrar el camino que nos lleva a la meta,
que es Jesucristo.
95. La Iglesia, con el Espíritu Santo,
bendice primero a la Santísima Virgen y
después a Jesucristo: “Bendita Tú entre todas
las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús”. Y esto no porque la Virgen María sea
mayor que Jesucristo o igual a Él -lo cual
sería intolerable herejía-, sino porque para
bendecir más perfectamente a Jesucristo hay
que bendecir primero a María. Digamos,
pues, con todos los verdaderos devotos de la
Santísima Virgen y contra sus falsos devotos
escrupulosos: María, “bendita tú entre todas
las mujeres y bendito es el fruto de tu
vientre”, 
c. Los devotos exteriores.
96. Los devotos exteriores son personas
que cifran toda su devoción a María en
prácticas externas. Sólo gustan de lo exterior
de esta devoción, porque carecen de espíritu
interior. Rezan muchos Rosarios, pero
atropelladamente. Oyen muchas Misas, pero
sin atención. Se inscriben en todas las
cofradías marianas, pero sin enmendar su
vida, sin vencer sus pasiones, sin imitar las
virtudes de la Santísima Virgen. Sólo gustan
de lo sensible de la devoción, no buscan lo
sólido. De suerte que, si no experimentan
algo sensible en sus prácticas piadosas,
creen que no hacen nada, se desalientan y lo
abandonan todo o lo hacen por rutina.
El mundo está lleno de esta clase de
devotos exteriores. No hay gente que más
critique a las personas de oración que se
empeñan en lo interior como lo esencial,
aunque sin menospreciar la modestia exterior
que acompaña siempre a la devoción
verdadera.
d. Los devotos presuntuosos.
97. Los devotos presuntuosos son
pecadores aletargados en sus pasiones o
amigos de lo mundano.
Bajo el hermoso nombre de cristianos y
devotos de la Santísima Virgen esconden el
orgullo, la avaricia, la lujuria, la embriaguez,
el perjurio, la maledicencia o la injusticia, etc.;
duermen pacíficamente en sus costumbres
perversas, sin hacerse mucha violencia para
corregirse, confiados en que son devotos de
la Santísima Virgen; se prometen a sí mismos
que Dios les perdonará, que no morirán sin
confesión ni se condenarán, porque rezan el
Rosario, ayunan los sábados, pertenecen a la
Cofradía del Santo Rosario, a la del
Escapulario u otras congregaciones, llevan el
hábito o la cadenilla de la Santísima Virgen,
etc.
Cuando se les dice que su devoción no
es sino ilusión diabólica y perniciosa
presunción, capaz de llevarlos a la ruina, se
resisten a creerlo. Responden que Dios es
bondad y misericordia; que no nos ha creado
para la perdición; que no hay hombre que no
peque; que no morirán sin Confesión; que
basta un buen "¡Señor, pequé!" a la hora
de la muerte. Y añaden que son devotos de
la Santísima Virgen, que llevan el
escapulario; que todos los días rezan puntual
y humildemente siete Padrenuestros y
Avemarías en su honor y algunas veces el
Rosario o el Oficio de la Santísima Virgen;
que ayunan; etc.
Para confirmar sus palabras y
enceguecerse aún más, alegan hechos -
verdaderos o falsos, poco importa- que han
oído o leído, en que se asegura que personas
muertas en pecado mortal y sin Confesión,
gracias a que durante su vida rezaron
algunas oraciones o cumplieron algunas
devociones en honor de la Virgen,
resucitaron para confesarse, o su alma
permaneció milagrosamente en el cuerpo
hasta que se confesaron, o a la hora de la
muerte obtuvieron de Dios, por la
misericordia de la Santísima Virgen, el
perdón y la salvación. ¡Ellos esperan correr la
misma suerte!

98. Nada en el cristianismo es tan
perjudicial a las gentes como esta presunción
diabólica. Porque ¿cómo puede alguien
decir con verdad que ama y honra a la
Santísima Virgen mientras con sus pecados
hiere, traspasa, crucifica y ultraja
despiadadamente a Jesucristo, su Hijo? Si
María se obligara a salvar por su misericordia
a esta clase de personas, ¡autorizaría el
pecado y ayudaría a crucificar a su Hijo! Y
esto, ¿quién osaría siquiera pensarlo?
99. Protesto que abusar así de la
devoción a la Santísima Virgen -devoción
que, después de la que se tiene a Nuestro
Señor en el Santísimo Sacramento, es la más
santa y sólida de todas- constituye un
horrible sacrilegio: el mayor y menos
digno de perdón después de la Comunión
sacrílega.
Confieso que para ser verdadero devoto
de la Santísima Virgen no es absolutamente
necesario que seas tan santo, que llegues a
evitar todo pecado, aunque esto sería lo más
deseable. Pero es preciso al menos (¡nota
bien lo que digo!):
1° mantenerte sinceramente resuelto a
evitar, por lo menos, todo pecado mortal, que
ultraja tanto a la Madre como al Hijo;
2° violentarte para evitar el pecado;
3° inscribirte en las cofradías, rezar los
cinco o los veinte misterios del Rosario u
otras oraciones, ayunar los sábados, etc.
Todas estas buenas obras son 
maravillosamente útiles para lograr la
conversión de los pecadores por endurecidos
que estén. Y si tú, lector, fueras uno de ellos,
aunque ya tuvieras un pie en el abismo..., te
las aconsejo, a condición de que las realices
con la única intención de alcanzar de Dios
-por intercesión de la Santísima Virgen- la
gracia de la contrición y el perdón de tus
pecados, y vencer tus hábitos malos, y no
para permanecer tranquilamente en estado
de pecado, no obstante los remordimientos
de la conciencia, el ejemplo de Jesucristo y
de los santos, y las máximas del santo
Evangelio.
e. Los devotos inconstantes.
101. Los devotos inconstantes son los
que honran a la Santísima Virgen a intervalos
y como a saltos. Ya fervorosos, ya tibios... En
un momento parecen dispuestos a
emprenderlo todo por su servicio, poco
después ya no son los mismos. Abrazan de
momento todas las devociones a la Santísima
Virgen y se inscriben en todas sus cofradías,
pero luego no cumplen sus normas con
fidelidad. Cambian como la luna. Y María
los coloca debajo de sus pies, junto a la
media luna, porque son volubles e indignos
de ser contados entre los servidores de esta
Virgen fiel, que se distingue por la fidelidad y
la constancia. Más vale no recargarse con
tantas oraciones y prácticas devotas y hacer
menos, pero con amor y fidelidad, a pesar del
mundo, del demonio y de la carne.
f. Los devotos hipócritas.
102. Hay todavía otros falsos devotos de
la Santísima Virgen: los devotos hipócritas.
Encubren sus pecados y costumbres
pecaminosas bajo el manto de la Virgen fiel,
a fin de pasar a los ojos de los demás por lo
que no son.
g. Los devotos interesados.
103. Existen, finalmente, los devotos
interesados. Son aquellos que sólo acuden a
la Santísima Virgen para ganar algún pleito,
evitar un peligro, curar de una enfermedad o
por necesidades semejantes, sin las cuales
no se acordarían de Ella. Unos y otros son
falsos devotos, en nada aceptos a Dios ni a
su Santísima Madre.
h. Resumen de los 7 falsos devotos.
104. Pongamos, pues, suma atención, a
fin de no pertenecer al número de los devotos
críticos, que no creen en nada, pero todo lo
critican; los devotos escrupulosos, que temen
ser demasiado devotos a la Santísima Virgen
por respeto a Jesucristo; los devotos
exteriores, que hacen consistir toda su
devoción en prácticas exteriores; los devotos
presuntuosos, que, bajo el oropel de una
falsa devoción a la Santísima Virgen, viven
encenegados en el pecado; los devotos
inconstantes, que -por ligereza- cambian sus
prácticas de devoción, o las abandonan, a la
menor tentación; los devotos hipócritas, que
entran en las cofradías y visten la librea de la
Santísima Virgen para hacerse pasar por
santos; y, finalmente, los devotos
interesados, que sólo recurren a la Santísima
Virgen para librarse de males corporales o
alcanzar bienes de este mundo.

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