martes, 12 de enero de 2016

Mensajes de los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y María al Hno. Manuel Vallejos de Nicaragua "...Esta Batalla es dura, se hará más intensa porque la Bestia avanza. Los siervos de Mi Adversario son ágiles, son astutos. Ustedes, queridos hijos, conviértanse en palomas mensajeras, anuncien que Mi Hijo Regresa. Hijos Míos, despierten del letargo espiritual, abran sus ojos a la realidad. Viven en plena Batalla; viven en plena Tercera Guerra Mundial. Hijos Míos, son Mis soldados, son el Ejército de Mi Inmaculado Corazón. Escuchen la voz de vuestra Madre que les indica el camino a seguir a Jesús. Él está en el Sagrario esperándolos, adórenlo siempre. Aférrense a mi Santo Rosario, no lo quiten de vuestra mano, de vuestros labios, de vuestro corazón..."

APOSTOLADO DE LOS SAGRADOS CORAZONES UNIDOS


            Mis queridos hijos, les invito a que sean apóstoles de Jesús, a que escuchen a Jesús en la Sagrada Escritura, a que hablen con Jesús a través de la oración constante, a que se unan con Jesús cuando lo reciben en la Eucaristía.
           
Queridos hijos, Mis palabras sólo les confirman, les enseñan, les recuerdan, les explican, lo que ya Jesús les ha dicho en el Evangelio. Por eso, Mis queridos hijos, amen mucho a la Palabra de Dios, tengan la Sagrada Escritura en un lugar honorable en vuestros hogares, no guardada, si no puesta sobre el altar; porque la Biblia es Cristo que se ha hecho Palabra.
           
Hijos Míos, el apóstol oye para luego realizar lo que se le ha confiado. El apóstol obedece a lo que se le pide. El apóstol confía totalmente en su Maestro. Y vuestro Maestro es el Camino, la Verdad y la Vida de Quien soy Madre. Por eso, queridos hijos, no se cansen de perseverar y de seguir en el Camino.
           
El objetivo de ser Iglesia son las almas. No olviden que lo más importante es la salvación de las almas. Los sacramentos y todas las Gracias que hay dentro de la Iglesia de Mi Hijo es para la salvación de sus almas. Y Mis palabras guían sus almas hacia esa salvación que es Jesucristo mismo.
           
Hijos Míos perseveren cargando sus cruces sin cansancio. Hijos no desistan en la lucha contra el Mal. No desistan en caminar por la Vía de la Cruz. Porque Yo vuestra Madre estoy intercediendo por cada uno de ustedes. Y en Mi Inmaculado Corazón a todos los refugio, los guardo, y les enseño como una pequeña escuela de amor. Hijos estoy con ustedes y donde estoy Yo está Mi Hijo y el Espíritu de Dios.
           
Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.




 ¨Te muestro un camino de reparación.¨

Soy el Ángel de la Paz. Vengo a tu alma por intercesión del Inmaculado Corazón de María, la Reina de Fátima.

Mi querido hermanito, os muestro un camino sencillo, silencioso, humilde; pero, grande, infinito, insondable es el camino de la reparación.

Hermano, estás llamado para caminar con Jesús consolándole hasta el Calvario. Has sido escogido por el Espíritu Santo para que seas el reparador y portavoz de su Amadísima Esposa, Aquella a Quién  la Santísima Trinidad con Su Luz a vestido del Sol. María te ha llamado a ser Su embajador.

Hermano, este camino de reparación es de sacrificio y de oración al mismo tiempo. Es un camino hacia la santidad. Empieza a recorrer este camino cargando tu cruz diariamente, renunciando siempre al ego humano, ofreciendo tus sufrimientos voluntarios o involuntarios a Jesús, y sufriendo y padeciendo en silencio, con paciencia. Así con esta vida oculta y santa sufre por Jesús. Con tus sufrimientos alivia los sufrimientos de su Sagrado Corazón; con tus lágrimas seca y consuela las lágrimas de la Dulce Mama. Hermanito, los Dos Corazones están contigo. Adora y repara, alaba, consuela a Jesús en el Tabernáculo. Enséñale a tu corazón a repetir siempre las santas oraciones que os enseñé en Fátima.

Se feliz porque Jesús es feliz por Su pequeño mártir. Te doy la bendición y junto a Mí tu Ángel Custodio. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida. 




Póstrense cada día en adoración a Jesús. Reconozcan en ese Niño al Dios hecho hombre. Pidan a la Madre y Reina María que les enseñe a adorar a Jesús.

Hijos, la adoración es importante para los Apóstoles de los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María. El incienso de la oración y de la alabanza hace grandes maravillas en los hijos de Dios. Por eso, alaben sin cesar el Nombre del Señor. Pidan al Espíritu Santo el oro de la caridad, el oro del perdón, el oro de la fe, para que puedan vivir como los hijos que Dios quiere.

Vivan la mirra del sacrificio, de la penitencia. Todo lo que están sufriendo en el momento presente, cualquier sufrimiento por muy pequeño que sea, ofrézcanlo al Padre, como una oración, y no desconfíen de su infinito amor. Porque Él siempre les espera, siempre les escucha, siempre interviene a la hora providente. Confíen en su amor.

Pidan, queridos hijos, estas tres gracias: La oración, la caridad y la confianza en el sacrificio y el dolor. Hijos Míos, la Madre de Dios está con ustedes. Mi Casto y Amante Corazón intercede por las almas fieles. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.




Queridos hijos, están viviendo en el tiempo de la Batalla Espiritual, y lo que está en riesgo son las almas, las almas de los pobres pecadores, por las cuales Mi Inmaculado Corazón sufre mucho. Muy pocos escuchan Mis palabras, muy pocos las creen. Hijitos, oren, reparen, pidan perdón en nombre de esas almas, entréguense por ellas.

Hijitos, en esta Lucha Espiritual deben entregar como una ofrenda de amor todos sus sufrimientos, todos sus problemas, todas sus tribulaciones, son necesarias e importantes para salvar almas. No se aquejen, queridos hijos, sufran en silencio. El sufrimiento del silencio tiene mucho valor. Hijitos Míos, ofrézcanse. Esta Batalla es dura, se hará más intensa porque la Bestia avanza. Los siervos de Mi Adversario son ágiles, son astutos. Ustedes, queridos hijos, conviértanse en palomas mensajeras, anuncien que Mi Hijo Regresa.

Hijos Míos, despierten del letargo espiritual, abran sus ojos a la realidad. Viven en plena Batalla; viven en plena Tercera Guerra Mundial. Hijos Míos, son Mis soldados, son el Ejército de Mi Inmaculado Corazón. Escuchen la voz de vuestra Madre que les indica el camino a seguir a Jesús. Él está en el Sagrario esperándolos, adórenlo siempre. Aférrense a mi Santo Rosario, no lo quiten de vuestra mano, de vuestros labios, de vuestro corazón.

Hijos Míos, Yo les protejo y les guío. Hagan lo que Mi Hijo Jesús les diga, lo que Mi Hijo Jesús les ha enseñado en el Santo Evangelio. Y ofrézcanse hijos, ofrézcanse sin miedo, ofrézcanse como hostias vivas.

Yo les amo y les bendigo. Las rosas que pongan bajo Mis pies tienen el don de la sanación, de la protección, de la liberación. En cada rosa que bendigo está Mi Amor Maternal así como en el Santo Rosario, cadena de salvación. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


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