“Queridos hijos, recuerden lo que les digo: ¡el amor triunfará!
Sé que muchos de ustedes están perdiendo la esperanza porque ven en torno a sí sufrimiento, dolor, celos y envidia…
Sin embargo, yo soy su Madre. Estoy en el Reino, pero también aquí con ustedes. Mi Hijo me envía nuevamente para ayudarlos.
Por lo tanto no pierdan la esperanza, por el contrario, síganme, porque el triunfo de Mi Corazón es en el Nombre de Dios.
Mi amado Hijo piensa en ustedes como siempre lo ha hecho: ¡créanle y vívanlo!Él es la vida del mundo.
Hijos míos, vivir a mi Hijo significa vivir el Evangelio. Eso no es fácil. Conlleva amor, perdón y sacrificio. Eso purifica y abre el Reino.
Una oración sincera, que no son solo palabras, sino oración que el corazón pronuncia, los ayudará.
Como también el ayuno, porque ello conlleva ulterior amor, perdón y sacrificio.
Por lo tanto no pierdan la esperanza, sino síganme.
Les pido nuevamente orar por sus pastores: para que tengan siempre la mirada en mi Hijo, que ha sido el primer Pastor del mundo y cuya familia era el mundo entero.
¡Les doy gracias!”
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