viernes, 6 de diciembre de 2013

Entrevista a Monseñor Claudio Stagni (Publicado en la Buhardilla de Jerónimo el 2 de agosto) "...La Santa Misa no es un espectáculo. Quien quiera divertirse, que vaya al circo. El sacerdote es mediador, nunca dueño de la liturgia. Por lo tanto, no agrega ni quita nada, y mucho menos crea fórmulas que no existen. La liturgia debe ser respetada al pie de la letra. Cambiar, según el propio capricho, las reglas, las fórmulas y los cánones sería como alterar una partitura de Mozart de acuerdo al gusto propio. En la Iglesia y durante la celebración, los aplausos deben ser evitados y los Obispos tienen que hacerlo. El aplauso está bien en un estadio, en el partido de fútbol, pero no durante la Misa. En fin, la Iglesia no es el festival de San Remo..."



Excelencia, después del Concilio Vaticano II, ¿se han verificado abusos litúrgicos?


Comparo la situación post-conciliar a la del recreo en una escuela. Cuando suena la campanilla, los estudiantes se levantan, corren, están cómodos. Cada uno va donde quiere o le parece. Es decir, por una errada interpretación de las normas del Vaticano II, pero no a causa del Concilio que considero validísimo, se ha determinado esta lamentable situación de anarquía y confusión, y efectivamente también en la liturgia se ha experimentado.

¿En qué sentido?

Con la denominada creatividad. Muchos sacerdotes, afortunadamente no todos, pensaron que se había declarado el «rompan las reglas», que las normas no deben ser respetadas y que todo está permitido, incluso las extravagancias, y sin embargo no es así.

Excelencia, ¿qué es la liturgia?

Es el arte de celebrar en el tiempo y en el espacio dignamente, y subrayo el «dignamente», los misterios divinos. En la Santa Misa, que es don y contemplación, revivimos la bondad de Cristo. Entonces, me parece justo, honesto y correcto celebrarla con la máxima devoción y seriedad.

¿Hay sacerdotes que se creen dueños de la liturgia?

La Santa Misa no es un espectáculo. Quien quiera divertirse, que vaya al circo. El sacerdote es mediador, nunca dueño de la liturgia. Por lo tanto, no agrega ni quita nada, y mucho menos crea fórmulas que no existen. La liturgia debe ser respetada al pie de la letra. Cambiar, según el propio capricho, las reglas, las fórmulas y los cánones sería como alterar una partitura de Mozart de acuerdo al gusto propio: ¿comprende la extraña e inaceptable creación que saldría de eso?

¿Qué piensa de los aplausos durante la Misa?

Una ofensa a la liturgia. En la Iglesia y durante la celebración, los aplausos deben ser evitados y los Obispos tienen que hacerlo. El aplauso está bien en un estadio, en el partido de fútbol, pero no durante la Misa. Lamentablemente se trata de una mala costumbre que se ha inaugurado con el Papa Juan Pablo II que, en este punto, ha tolerado mucho. En resumen, digo basta al aplauso fácil.

¿Las canciones litúrgicas?

Se debe tener la seriedad de redescubrir el gran patrimonio musical de la Iglesia. Ciertas canciones, especialmente de algunos movimientos, me parecen fuera de lugar. En fin, la Iglesia no es el festival de San Remo.

El Papa Benedicto XVI ha liberado la Misa tridentina, ¿qué piensa?

Pienso que ha hecho bien, aunque yo no la use y temo que pocos hoy la valoren. En todo caso, se trata de un patrimonio de la Iglesia. Efectivamente, la liturgia post-conciliar resulta un poco demasiado árida y sintética. Ha eliminado signos y elegancia que están presentes en el rito antiguo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario