¡Oh,
mujer, mírame a Mí, flagelado y coronado de espinas¡ ¡Contempla mis llagas y
mis heridas...¡ Después, escucha y reflexiona. Durante mi vida terrenal viví
como manso cordero. Fui al Calvario sin abrir la boca. Traté con dulzura a la
Samaritana y se convirtió. Conmoví el corazón de María Magdalena, la pecadora,
e hice de ella una predilecta y una Santa. Al cruzar las calles de Palestina,
pronunciaba palabras de luz, de paz y de amor. Mis enseñanzas eran dulces como
la miel.
Pero
un día, al echar una mirada Divina sobre todos los siglos, viendo cómo el mal
inundaba impetuoso a todo el mundo y ultrajaba mis templos, pronuncié palabras
de fuego: "¡Ay del mundo por los escándalos¡...¡Ay de quien escandaliza¡
Sería mejor que se le atara una piedra de molino al cuello y se le arrojara al
mar".
Quien
pronuncia este "¡Ay" es un Dios abandonado por muchos sacerdotes,
religiosas y seglares que no viven realmente lo que Yo les prediqué. Soy Yo, el
Juez Supremo de la Humanidad. De esa humanidad, que entre otros pecados me
crucifica nuevamente con sus modas indecentes. Yo, que pronuncio la sentencia
eterna para cada alma: o paraíso, o infierno.
Reflexiona,
mujer que sigues la moda licenciosa, y piensa con seriedad un momento sobre los
graves escándalos que provocas a quienes te miran, te desean y te hieren con
frases groseras a causa de tus ropas ajustadas, transparentes , escotadas y
cortas.
Oh,
mujer, ¿por qué ultrajas mis templos haciendo exhibición de tu cuerpo?
¿Por
qué sólo te ocupas por agradar y tentar a los hombres? ¿Por qué transformas mi Casa de Oración en
una sala de anatomía donde abundan cabezas, troncos, extremidades y hasta la
marca de tu ropa interior? Mis templos
son profanados a causa de tus ropas sensuales y provocativas. Dime, mujer
¿dónde están tus virtudes? Tu pudor, tu modestia, tu humildad, ¿dónde están?
Tus
modas que tanto tientan, ¿son distintas a las de una atea? ¡No, en absoluto!
Puedes ilusionarte tú misma diciendo: "¿Qué mal hay en seguir esta moda?
Las demás mujeres también lo hacen... y hay sacerdotes que no lo prohíben y
hasta lo aceptan". Esta ilusión es para ti, pero la realidad es otra bien
distinta. La conducta incorrecta de tantas mujeres, aún cristianas, no justifica
la mala conducta propia.
Si
las demás mujeres se quieren condenar siguiendo lo que el mundo les predica,
¿por qué te has de condenar tú? Todos los pecados que provocas con tus
pantalones, shorts, minifaldas, blusas y vestidos transparentes y escotados,
ombligos y espaldas descubiertas, fuera y dentro del Templo, son imputables a
ti, que eres la causa voluntaria. Yo, Legislador Divino, dije: "Si alguien
mira a una mujer con malicia, ya pecó en su corazón".
La
moral que Yo enseñé es una, inviolable y eterna, mientras que las modas son muchas.
Mi Iglesia no tiene modas. El mundo las tiene todas. Si realmente me amas,
debes seguir mi vida llena de abnegación y sacrificio. Por lo tanto debes
abandonar las modas que atentan contra la moral y la fé. Angosta es la puerta
que conduce al cielo y ancha la que lleva al infierno. La mayoría elige esta
última. Estar contra de las modas indecentes y no usarlas es muy difícil y se
necesita mucho amor hacia Mí para no dejarse arrastrar por ellas.
Hombres
y mujeres se preocupan más en seguir el último grito de la moda, que en imitar
mi vida llena de austeridades. Yo fui enviado al mundo no para hacer mí.
Voluntad,
sino la de Aquel que me envió. Tú fuiste enviada al mundo no para vivir, hacer
y usar lo que a ti te dé la gana, sino para realizar mi Santa Voluntad. O estás Conmigo, o estás contra Mí. O estás
Conmigo, o estás con las modas faltas de pudor.
Lo
que elijas te dará la eternidad de mi gloria o la eternidad de las penas
(INFIERNO). Cuando la muerte te arranque de este mundo lleno de vanidades y de
lujos sin razón y llegues ante mi Presencia para ser juzgada, viendo los
pecados que los hombres cometieron al mirar tu cuerpo escasamente cubierto, tú
misma quedarás avergonzada. ¿Qué pretextos podrás presentarme? ¡Ay de ti,
mujer, por tus escándalos!
¡Ay
de ti, que perdiste el pudor y la vergüenza! ¿Por qué obras así? ¿Por qué me crucificas
nuevamente con los clavos de tu inmodestia?
Cuando
en forma irrespetuosa me reciben en la Comunión, cuánta amargura siento al
entrar a tu cuerpo que es motivo de tantos pecados en los hombres y mal ejemplo
a las pocas mujeres que tú con desdén y desprecio llamas "anticuadas".
Te aseguro que muchas de esas "anticuadas" están Conmigo, mientras
que muchas modernas sin pudor están "gozando" en los infiernos.
Los
matrimonios que se celebran también abofetean mi Rostro, cuando las novias y
madrinas se acercan al altar medio desnudad, al igual que muchas de sus
amistades. Tienen una hipocresía tal, que aún semidesnudas llevan colgada al
cuello una hermosa cruz metálica, signo de su "gran catolicidad". La
verdad es que son sepulcros banqueados. Llenos de lujo por fuera y...vacías de
humildad y caridad por dentro.
¡Ay,
ay, ay de todos aquellos sacerdotes que temen o no quieren prohibir que
pisoteen y profanen mis Templos con las
desnudeces de las modas¡ Muchos de ellos se dejan seducir por sus presencias y
no quieren ser rigurosos en el cumplimiento de sus deberes.
Yo
fui traicionado por un falso apóstol. Y hoy, hay falsos sacerdotes, religiosas
y seglares que en forma clandestina están trabajando para destruir mi Iglesia. Falsean
mi doctrina permitiendo de todo y creando un cristianismo fácil. En mis templos
se ven las cosas más profanas, por ejemplo: maquillajes, pelucas, joyas, amuletos,
anteojos para sol, telas finas y escasas. Otras en cambio, se dedican a
comer, fumar, conversar, dormir,
estudias, "filtear", curiosear, pasar admirando las obras de arte, etc., etc., etc., como si hubieran ido
de pic-nic. ¡Pobre de ellos!
A
mí casa de Oración la están convirtiendo en lugar de pecado... y nadie sale en
mi defensa. Todos callan y huyen, nadie ve nada y me niegan como cuando me crucificaron.
Nadie arriesga por Mí y todos se lavan las manos como Pilatos.
¿Dónde
están los que darán su vida por Mí? Si un político, un deportista o una artista
les dice "hagan esto" o
"usen aquello", todos lo imitan. Yo, en cambio, les prometo el premio eterno si cumplen mis mandamientos y
casi nadie hace caso de mis invitaciones.
¡Ay,
ay, ay, de mis religiosas que en sus Institutos y colegios no aconsejan a sus alumnas
sobre la sana y correcta manera de vestir! ¡Ay, ay de las monjas que
adaptan sus vestimentas a las de las
mujeres mundanas! Sus pecados están terminando con mi paciencia.
¡Ay,
ay de los padres y madres de familia que, siguiendo el ritmo inmoral de las
modas, pervierten a sus hijos con el uso de las mismas y los hacen motivo de
escándalos!
¡Ay,
ay de aquellos seglares que no se animan a aconsejar con energía a tantos
hermanos equivocados sobre la necesidad y obligación de abandonar las modas
y acciones que desvirtúan mi Evangelio!
¡Ay,
ay, ay, de todas aquellas personas que de una u otra manera fomentan,
comercializan y permiten toda clase de desnudeces! Sé muy bien que quieren
corromper a la mujer, para así con más
facilidad destruir mi Iglesia, la familia y las patrias.
A
todas las personas les digo: el responsable del pecado es quien lo hace, y
quien tiene el deber de impedirlo y cobardemente no lo impide. "Se toman
severas medidas para luchar contra el hambre, las pestes, la pobreza, y las
impurezas de la atmósfera, pero se contempla, inclusive con complacencia, la
contaminación de los espíritus"(Pablo VI).
Mi
justicia destruyó las ciudades inmorales de Sodoma y Gomorra. Peor será el
castigo que tendrá lugar dentro de poco tiempo, según lo viene anunciando mi
Santísima Madre en la Salette, Lourdes,
Fátima y otros lugares.
Oh,
alma, que vives en el fango moral, en la vida cristiana fácil, cómoda y
libertina, sembrando por doquier la muerte espiritual. Mírame crucificado,
medita sobre el infierno, en donde caen tantas almas que en un tiempo vivieron
dándose todos los gustos, placeres,
modas, diversiones, etc., etc. ¿Qué será de ti? Oh, mujeres que cuando vivían
eran halagadas, aplaudidas, admiradas, imitadas y perseguidas por tantos exhibicionismos
de sus cuerpos: ahora, ¿quién se acuerda de ustedes? ¿Dónde están sus
conquistas? ¿Dónde sus dineros, joyas y famas? ¿Dónde están las partes de su
cuerpo que tanto mostraban? Fuego eterno las consume, fuego que devora y no mata.
En
cambio, las que aquí vivían modestamente soportando agrias críticas y bromas
hirientes por sus pudores y respeto hacia Mí, gozan para siempre de la
eternidad de mi compañía y de la de María, mi Madre. Si tu mano, tu ojo o...
tus modas, son motivo de escándalos, córtalos y arrójalos lejos de ti. Más te vale
entrar sin ellos al Reino de los Cielos, que con los mismos al fuego eterno.
Quién
teme y respeta a los hombres y a las modas más que a Mí, no es digno de Mí. A
todos los hombres y mujeres les digo: apártense de las modas ofensivas y pecaminosas
aunque pierdan familia, amigos, dinero, fama y la misma vida.
A
mis fieles Obispos, sacerdotes, religiosas y seglares los invito a que con
prudente valentía, defiendas mi Causa y mis Templos del avasallamiento de las
modas obscenas y vergonzosas. En caso contrario, el brazo de mi Divina Justicia
caerá riguroso sobre todos ustedes, que tienen la obligación de dar testimonio
de mi vida.
Bienaventurado
quien escucha mis palabras y las pone en práctica
Cuál es la fuente de esta revelación?
ResponderEliminarEs una verdad mas grande que una catedral, el católico actual hace lo que le da la gana, por eso el número de los que se salvan es muy poco. Al cielo solo entran los santos o puros, no hay medias tintas ni excusas en el tribunal de la justicia de Dios.
ResponderEliminarEs obvio que esto no es ninguna revelación de Jesús.
ResponderEliminarHermano es obvio que no has tenido una revelación de nuestro Señor, yo la tuve una mujer comulgo en mayas, y vi a Dios Padre muy enojado y después bajo la cabeza con mucha tristeza y dolor , desde entonces nunca voy al templo con vestido y me cubro la cabeza, no quiero parecer santa no, soy pecadora como todos pero yo Amo y respeto a mi padre y creo que no hay que ofenderle en su propia casa
ResponderEliminarHermano anónimo es obvio que tu nunca has tenido una revelación , yo ya la tuve una mujer comulgo en mayas ajustadas y vi a Dios padre muy enojado y después bajo la cabeza con tristeza, desde entonces y después de haber oido al padre cancelado , siempre voy al templo en vestido y me cubro la cabeza pese a las burlas que he visto, pero solo pienso en mi SEÑOR a El voy a ver y a El quiero agradarle
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