Nuestra Señora de los Dolores, te presento todas mi necesidades, angustias, tristezas, miserias y sufrimientos.
Oh Madre de los dolores y reina de los mártires, que tanto sufriste al ver a tu Hijo flagelado, escarnecido y muerto para salvarme, acoge mis plegarias.
Madre amable, concédeme una verdadera contrición de mis pecados y un sincero cambio de vida.
Nuestra Señora de los Dolores, que estuviste presente en el calvario de Nuestro Señor Jesucristo, permanece también presente en mis calvarios. Te suplico esta gracia de la que tanto necesito:
(Haz tu petición)
Por piedad, oh abogada de los pecadores, no dejes de amparar mi alma en aflicción y en el combate espiritual que estoy atravesando en todo momento.
Nuestra Señora de los Dolores, cuando los dolores y los sufrimientos lleguen, no me dejes que me desanime.
Madre de los dolores, envuélveme en tu sagrado manto y ayúdame a pasar por el valle de lágrimas.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, ¡Dios te salve! A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María.
Permanece con nosotros y danos tu auxilio, para que podamos convertir las luchas en victorias, y los dolores en alegrías.
Ruega por nosotros, oh Madre, porque no eres sólo la Madre de los dolores, sino también la Señora de todas las gracias.
Nuestra Señora de los Dolores, fortaléceme en los sufrimientos de la vida. (3x)
Amén.
(Autor desconocido)
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