Mensaje del 2 de mayo de 2016 en Medjugorje, Bosnia-Herzegovina
“Hijos míos, mi Corazón materno desea su sincera conversión y fe firme para que puedan transmitir el amor y la paz a todos aquellos que los rodean. Pero, hijos míos, no lo olviden: cada uno de ustedes es un mundo único ante el Padre Celestial; por eso, permitan que la obra incesante del Espíritu Santo actúe en ustedes. Sean, hijos míos, espiritualmente puros. En la espiritualidad está la belleza: todo lo que es espiritual está vivo y es muy hermoso. No olviden que en la Eucaristía, que es el corazón de la fe, mi Hijo está siempre con ustedes, viene a ustedes y parte el pan con ustedes porque, hijos míos, Él ha muerto por ustedes, ha resucitado y viene nuevamente. Estas palabras mías ustedes las conocen porque son la verdad y la verdad no cambia; solo que muchos hijos míos la han olvidado. Hijos míos, mis palabras no son ni antiguas ni nuevas, son eternas. Por eso los invito, hijos míos, a mirar bien los signos de los tiempos, a recoger las cruces despedazadas y a ser apóstoles de la Revelación. ¡Les doy las gracias!”
Nada nuevo...hace años!!!!!!
ResponderEliminarcomo que nada nuevo ... me parace que tienes que leer nuevamente. GRACIAS MADRE!!
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