En 1999 la iglesia católica editó su nuevo Ritual de Exorcismos, pero al principio se especificó, que con permiso de la Congregación, se puede seguir utilizando el ritual anterior. Pero después, con el Motu PropioSummorum Pontificum esta decisión quedó en manos del exorcista.
En una forma simple, el exorcismo se practica en la celebración del bautismo. El exorcismo solemne, llamado “gran exorcismo”, únicamente puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. Y luego hay diversos usos de las herramientas exorcísticas para liberar de obsesiones y otros tipos de posesiones lights, como se pueden definir de alguna forma.
LA ETAPA DE DIAGNÓSTICO: PRUDENCIA
Hay que proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo pretende expulsar los demonios o liberar de la influencia demoníaca, y eso por la autoridad espiritual que Jesús ha confiado en su Iglesia.
El ritual de 1999 da los elementos básicos de discernimiento y las normas fundamentales a observar para proceder al exorcismo. El ritual especifica que el ministro ordinario es el obispo, el cual puede delegar a un presbítero idóneo y con la debida preparación por este ministerio (atque ad hoc munus specifice praeparato).
Hay que ser prudente y no creer con demasiada facilidad que se trata de una presencia diabólica. También hay que evitar descartar por principio una posible acción del Maligno. Hay que acudir a médicos con sentido de las cosas espirituales y evitar todo aquello que pueda favorecer la superstición. Conviene proceder cuando se tiene certeza moral de la acción diabólica.
El ritual indica algunos indicios: hablar o entender lenguas desconocidas, poseer fuerza extraordinaria, conocer y ver cosas ocultas y distantes, aversión a Dios y a las realidades sagradas…
Hay que evitar el espectáculo y no aceptar en el exorcismo presencia alguna de los mass media.
ELEMENTOS BÁSICOS DE UN EXORCISMO
Los varios momentos del ritual de exorcismo son los siguientes:
El rito comienza con la aspersión del agua bendecida según la fórmula que propone el ritual. Sigue la rogativa letánica de liberación.
Después se pueden recitar algunos salmos y rogativas. Se proclama el Evangelio, signo de la presencia de Jesucristo.
Posteriormente se imponen las manos sobre la persona a liberar y también se puede realizar la “exsufflatio” (soplar en la cara).
Seguidamente se recita el Símbolo de la fe o se renuevan las promesas bautismales.
Sigue la oración dominical. Se procede entonces a la ostensión de la Santa Cruz.
Se recitan las fórmulas del exorcismo: primero la deprecatoria en qué se ruega a Dios por la liberación de la persona y seguidamente la fórmula imperativa en la que se manda al demonio que salga.
Todo este ritual se va repitiendo (en una o diversas celebraciones) hasta que se logra la liberación definitiva.
Se cierra el ritual con un cántico de acción de gracias, una oración y una bendición.
El nuevo ritual pide dar mucha importancia a los signos y gestos que provienen de los exorcismos del catecumenado: el signo de la cruz, las imposiciones de manos, la “exsufflatio” y la aspersión con agua bendita.
LA PREVENCIÓN
Probablemente el exorcismo mayor es una celebración poco frecuente. Con todo, conviene que en cada diócesis haya un sacerdote preparado para atender a los fieles y ayudarlos a discernir.
Los exorcistas experimentados dicen que los casos de posesión son rarísimos pero que abundan las obsesiones e infestaciones diabólicas.
Una buena manera de contribuir en la pastoral ordinaria es revalorizar signos y rogativas que ya existen pero que a veces no se utilizan debidamente:
-los exorcismos bautismales con la unción del aceite de los catecúmenos,
-el signo sacramental del agua bendecida en la Iglesia,
-las bendiciones (de casas, animales, alimentos y otros objetos)…
-y una cosa mucho más importante aún es la praxis habitual del sacramento de la penitencia.
Como muy bien indica el nuevo ritual, el cristiano consagrado en el bautismo para la lucha contra el Maligno, prosigue con éxito esta lucha por la “reiterada recepción del sacramento de la penitencia”.
EL NUEVO RITUAL ROMANO DE EXORCISMOS DE LA IGLESIA CATÓLICA
El nuevo ritual contiene dos apéndices interesantes. En el primero recoge un exorcismo especial que puede ser empleado en circunstancias especiales cuando lo considere el obispo diocesano. Se trata de una lucha contra otras presencias y ataques del Maligno diferentes de la posesión propiamente dicha de las personas. Puede referirse a casos de infestación (sobre objetos, casas, animales…) o circunstancias particularmente difíciles de la vida de la Iglesia.
El segundo apéndice contiene una colección de súplicas y oraciones que los fieles, libre y privadamente, pueden utilizar en la lucha que sostienen contra los poderes de las tinieblas.
Fuentes: Aleteia, Signos de estos Tiempos
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