A un sacerdote no lo puede sustituir nadie, porque ellos llevan impresos en su ordenación la gracia de estado para dirigir almas según Mis criterios
A cada cosa su lugar. Yo, Jesús, os hablo. Hijos Míos, vosotros tenéis un sabio refrán que dice: zapatero a tus zapatos y Yo os digo más o menos lo mismo con estas palabras, a cada cosa su lugar, ni más, ni menos. Yo, Jesús, os hablo.
 Hoy todo el mundo pretende saber  más de lo que está preparado o de lo que ha estudiado. Hoy todo el  mundo se cree que sabe dar consejos y eso no es así, porque el abogado  dará consejos de leyes y el médico de medicina, y Mis sacerdotes sabrán  dar consejos para guiar a las almas hacia el Cielo, hablo de los  verdaderos sacerdotes, fieles a su ministerio. 
A un  sacerdote no lo pueden sustituir ni un medico, ni un abogado, ni un  juez, ni nadie, porque ellos llevan impresos en su ordenación la gracia  de estado, para dirigir acertadamente almas según Mis criterios, no  según los criterios del mundo. De ahí, que hoy en día haya tanta  confusión entre las almas, porque todo el mundo se cree con el don de  consejo y aconseja cosas que no siempre son de Mi Santo Espíritu. 
Hijos, Yo a Mis sacerdotes  cuando de guiar a un alma se trata le doy las luces y gracias necesarias  para que lo haga en condiciones, pero insisto, hablo de los sacerdotes  buenos y rectos, de los sacerdotes en Comunión Conmigo, no de los que se  han mundanizado o contaminado, por eso, quien necesite consejos  espirituales que acuda a quienes están preparados para ello y no a  cualquier otra persona, que si bien dar consejos todo el mundo lo hace,  se quedan en consejos que no son de Mi Espíritu sino en el plano humano,  o mundano, no en el plano espiritual. Yo, Jesús, os hablo. 
Hijos Míos, os digo todo lo  necesario para que no erréis, para que caminéis rectamente sin  obstáculos y sin esfuerzo por Mis sendas, pero leéis los mensajes y los  guardáis hasta el próximo comunicado, (los leéis) solo por curiosidad o  por ver si digo cosas morbosas. Hijos, debéis ser más sencillos, y tener  unas disposiciones más en consonancia Conmigo, porque Mis mensajes no  son noticias de un periódico que trata de conseguir lectores, Mis  mensajes son comunicados para ayudaros fácilmente a caminar hacia Mí.  Yo, Jesús, os hablo. Mi paz sea a todo aquel que leyendo este mensaje lo  pone en práctica.
Los mensajes no se deben leer como si fueran cartas, deben leerse con el alma limpia de rencillas y odios, con santas disposiciones
Todo está anunciado. Yo, Jesús, os hablo. 
Todo lo que vais a padecer está  anunciado, todo lo que pasareis, está anunciado, todo se os ha dicho en  sucesivas ocasiones por diferentes instrumentos, para que nada os venga  de sorpresa, ni os pille desprevenidos. Yo, Jesús, os hablo.
Pero hijos, aunque todo está  anunciado, muchas cosas no las entendéis y por eso los mensajes lo mismo  que el Evangelio, debéis leerlo pidiendo luz a Mi Santo Espíritu y  debéis pedir ayuda a vuestro Santo Ángel de la Guarda. Todo está  anunciado, pero también anunció el Cielo Mi primera venida como Mesías y  cuando llegó la hora ni siquiera el pueblo escogido lo entendió, solo  unos cuantos. Y en el momento de Mi prendimiento, Mis apóstoles que Me  amaban tampoco lo entendieron, a pesar de que Yo ya se lo había  anunciado.
Así va a volver a pasar de  nuevo, porque muchos os quedáis en la letra y no profundizáis, y no lo  constatáis a la luz de Mi Santo Espíritu y llega lo anunciado y sucumbís  porque no habéis entendido lo que se os ha dicho. Yo, Jesús, os hablo. 
Hijos, los mensajes no se deben  leer como si fueran cartas, deben leerse en espíritu de oración, con el  alma limpia de rencillas y odios, con santas disposiciones,  preguntándome ¿qué quieres Señor decirme? Y pidiendo ayuda a Mi Santo  Espíritu para que os abra los ojos del alma y os de el don de  entendimiento. Yo, Jesús, os hablo.
Todo, hijos Míos, está  anunciado. Unas veces simbólicamente, otras más claro, otras en  profecías, otras en hechos concretos, pero todo está anunciado. Así que  leed con los ojos del alma y, recordad después en los momentos en que se  cumplan las profecías, que el Cielo os avisó una y otra vez y que lo  que venga ya estaba anunciado. Pero hijos, que nos os sirva el anuncio  de determinados eventos para crear en vosotros pánico, porque Yo Soy el  Buen Pastor que da la vida por Sus ovejas y, cuido de ellas con Mi  Propia Sangre, que se derrama en el Sacrificio Eucarístico por todos  vosotros. Yo, Jesús, os hablo y os aviso. Mi paz esté con todos  vosotros.


 
 
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