El historiador Ricardo de la Cierva, uno de los principales y reputados expertos mundiales de la masonería, acaba de terminar su última investigación en la que demuestra la clara conéxión del satanismo con los masones de grado 33, el más elevado de esta sociedad secreta.
De la Cierva señala que «no todos los masones son satánicos o diabólicos, pero todos los satánicos son masones».
Tras años de una exhaustiva investigación, de la Cierva descubre una conexión que hasta ahora estaba en una nebulosa, y que pocos eran los que se atrevían a aventuraresa alianza tan estrecha entre el grado superior de la masonería y el satanismo. Todo ello lo explica en «Masonería, Satanismo y Exorcismo» (Fénix).
Los que ingresan son engañados
El historiador madrileño considera que «los masones, sobre todo al principio del ingreso en la orden, son sistemáticamente engañados por la Masonería. Los masones reciben una serie de engaños hasta que al final se les desengaña, pero ya en los últimos grados».
«La Masonería ha intentado con enorme insistencia proclamar que tan sólo es una fraternidad que realiza buenas obras. Tiene mucha gente dedicada a que no se sepa la verdad que se esconde tras esa fachada».
Testimonios de ex grados 33
De la Cierva ha tenido acceso a los testimonios de varios masones que fueron en su momento grado 33 y que por lo tanto han tenido una información vivencial de primera mano.
Uno de ellos, Jim Shaw, señala que «participó en una ceremonia masónica, llamada comunión negra, en el templo de rito escocés de Florida. Los participantes de la misma eran requeridos para referirse a Jesús como apóstol de la humanidad lo cual no está precisamente inspirado por la divinidad. Entonces, llegaron a burlarse de Jesús, practicando una extraña ceremonia negra».
El secreto de la Masonería
Otro ex masón de grado 33 es William Schmebeen, que tras abrazar de nuevo el cristianismo, desveló su desagradable experiencia en todos los años que estuvo en los grados más altos de esta sociedad secreta: «El secreto de la Masonería es éste. Como masón, usted podrá ser conducido a creer que los llamados secretos de la Masonería encierran una gran enseñanza y una gran utilidad. Este es el gancho. Estará obligado a realizar solemnes juramentos que luego se volverán contra su propia conciencia, como cristiano y su condición de americano».
«Estos juramentos y obligaciones –continua William Schmebeen– actuarán con el tiempo de manera muy negativa para usted. En algún punto se dará cuenta del porqué se le ha obligado a introducirse en la logia entre muchos misterios del ocultismo y sobre la estela de Satán, y no en la de Cristo. Cuando se percate de esto, tendrá su mente completamente ennegrecida por el mal. Los juramentos masónicos le harán conocer unos presuntos avances en la justicia, pero de manera diabólica podrá ser arrastrado hacia una Biblia, un compás y una escuadraque le llevarán a formular unos juramentos terribles que le obligarán a cumplir bajo penas que llegan hasta la muerte. Estos son juramentos extrajudiciales y, como tales, contrarios a las leyes de su país. Sin embargo, se verá obligado a mantenerlos si no quiere someterse a castigos terribles».
Lucifer y los grados superiores de la masonería
El pastor bautista Pierce Dodson manifiesta que «todo el corazón de la Masonería es luciferiano». Y de la Cierva apunta que «los masones de grados superiores creen que Lucifer realmente es Dios y se refieren a Yavé por su nombre de Adonai. Los libros masonicos que se entregan a algunos miembro selectos de los grados 32 y 33 dicen que Jesús es un impostor y que Lucifer es el verdadero Dios».
Secretas doctrinas de Lucifer
Otro ex masón, Manly Palmer, aparece en el libro para afirmar que «muchos candidatos a la Masoneria no tienen ni idea de que al llegar a la iniciación les serán comunicadas muchas mentiras, o que el corazón de los masones es un receptáculo de las secretas doctrinas de Lucifer, porque un masón está perdido en las tinieblas del tiempo».
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