Sacratísimos Corazones de Jesús y María, yo os amo y reparo, consuelo y alivio Vuestros Corazones Dolorosos, que sufren místicamente por la maldad del mundo que aun los tiene en un eterno calvario e ininterrumpidamente los encamina al sufrimiento del Gólgota. He aquí a vuestro hijo, quiero ser vuestro siervo, alejad de mi a Satanás, porque hoy en vuestro nombre renuncio a él. Desterrad de mi toda falta de amor a Dios y al prójimo, hacedme vuestro siervo y templo viviente, os quiero con toda mi alma y solo os pido ayudadme a buscar el Reino del Eterno Padre y su Divina Justicia, y todo se me dará por añadidura. Soy todo vuestro desde ahora hasta la eternidad.
Amén.
Queridísimos Corazones de Jesús y María que tanto sufren y tanto aman tomad mi cuerpo y mi alma elevadme a la Sacrosanta y Trinitaria gloria. Yo (nombre), quiero consagrarme a Ustedes en cuerpo y alma, entregar mis obras y mi vida para ser apóstol de vuestros Corazones Gloriosos. Consagro mi país, mi familia, mis actos, todo lo que tengo, lo que soy y lo que hago, cubro mi consagración con la Preciosa Sangre de Cristo. En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo y la protejo con las Lágrimas de la Divina Señora. En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, la resguardo con la Espada de San Miguel para vivir en la Divina Voluntad, haciendo, amando, sirviendo, viviendo, entregándome desde hoy hasta el día de mi encuentro pleno con Cristo.
Amén.
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