Viernes 4 de abril de 2014
“El Rechazo en Nazaret.”
(Lectura del Evangelio de San Mateo 13: 54–58)
“Y viniendo a su tierra, enseñaba en la sinagoga, de modo que se asombraban y decían: -‘¿De dónde le viene a éste tal sabiduría y tales milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y sus hermanas no están todas entre nosotros? ¿De dónde, pues, le viene todo esto?’. Y se escandalizaban en Él. Mas Jesús les dijo: -‘Un profeta no es despreciado sino en su patria y en su propia casa.’ Y no hizo allí muchos milagros a causa de su incredulidad.”
Queridos amigos:
Deseo agradecer a todos los que han enviado nombres para registrar en el Libro Recordatorio. Algunos escribieron desde Colorado y desde Oak Harbor, Washington, y también desde Ottawa, Newfoundland y otros lugares. Registré en el Libro los nombres que me enviaron y estoy ofreciendo tres Misas semanales durante un año por cada uno de ellos.
(A continuación encontraréis el mensaje de Nuestro Señor y Salvador entregado al Padre Melvin. Jesús le habló con estas palabras:)
“Os llamo a la fe, Mi hermano Melvin y todos Mis hermanos que vivís en el mundo. No seáis como el pueblo de Nazaret, donde crecí. Cuando regresé a Mi ciudad natal y les hablé en la sinagoga, se negaron a creer en Mis palabras. Fui rechazado por Mi propia gente. No pude hacer muchas sanaciones porque la gente no creía. Realmente, un profeta no es reconocido ni en su lugar de nacimiento ni en su propia casa. Hoy soy aceptado en los hogares de muchos en el mundo. Creen en Mí y cumplen con Mis enseñanzas. También he designado a algunas personas como profetas y como sanadores. Ellos tampoco son aceptados en su lugar de nacimiento sino que muchos de otras ciudades y países los aceptan y pueden realizar muchos milagros en Mi nombre. Cuando veis que alguien hace una gran sanación, como devolver la vista a un ciego, sanar un cáncer, curar un dolor de espalda, hacer que camine y se ponga de pie una persona que no podía hacerlo y curar a los niños, entonces sabéis que esa persona hace todas esas cosas por el poder de Dios. Soy Yo, Jesús, quien está utilizando a esa persona para ayudar a los necesitados. No rechacéis a alguien así sino que aceptadlo como buen discípulo Mío. Soy Yo quien estoy mostrando Mi amor a través de esta persona que está curando. Os bendigo a todos.”
Padre Melvin
Pequeño Santuario de Nuestra Señora de la Isla del Príncipe Eduardo
Sitio Web: www.ourladyofpei.com
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